Una de las transformaciones más palpables de la última década en el mundo de la decoración, es la incorporación de la cocina al salón.
La cotidianidad en la que estamos sumergidos hoy en día los que pertenecemos al mundo laboral, ha hecho que tengamos que replantearnos el espacio de nuestras casas, para adaptarlo a nuestras vidas.
Hace años las viviendas tenían cocinas inmensas, preparadas para desarrollar en ellas multitud de actividades además de cocinar; comer, ver la televisión, charlar en familia, coser… y prácticamente todas las cosas que hoy hacemos en el salón, antes, ese desconocido que solo se frecuentaba en momentos de visita o celebración de acontecimientos familiares.
Con la incorporación de la mujer al mercado laboral, la cocina ha experimentado una reducción directamente proporcional al uso que hacemos de ella, dotándola de mini-electrodomésticos, mini – armarios, mutando en barra de bar la clásica mesa de comedor… hasta que finalmente cocina y salón pasan de ser dos espacios independientes, a dos zonas de un todo.
Atrás quedan los años en los que toda la familia se reunía en torno a la mesa de la cocina para comer y regresar al trabajo por la tarde. Eso ha quedado reducido a un "comer algo" en algún bar cercano a la oficina. A partir de ese momento la mesa pasó a a mejor vida.
Al filo de las ocho de la tarde todos los miembros de la familia comienzan su retorno a casa, la jornada laboral ha tocado a su fin, pero ahora tenemos un montón de cosas por hacer, poco tiempo para ello y menos para pasarlo juntos.
La unión de cocina y salón en un mismo ambiente llegó para solucionarnos ese problema de la mejor manera. Cada persona puede desarrollar la función que le ocupa sin perder el contacto visual con el resto de miembros. El momento de preparar la cena deja de ser un hecho aislado, al margen de quien repasa facturas en el sofá o limpia el polvo a las figuras. Estamos juntos y nos vemos, esto nos permite conversar y contarnos los pormenores del día.
La separación entre cocina y salón puede llevarse a cabo de muchas maneras, pero la más común es la barra de bar.
Hace función de separador, limita visualmente el espacio de la cocina, amplia la zona de trabajo, ya que la superficie de la barra es una zona idónea para trabajar. Si colocamos unos taburetes, es un espacio perfecto para desayunar, leer el periódico…
A pesar de ser una transformación ocurrida en la última década, en la que la línea recta, la horizontalidad, los colores brillantes y el acero inundan nuestras cocinas, acepta a la perfección el disfraz de cualquier estilo; clásico, moderno, colonial, retro, náutico, industrial…
Altamente decorativa, funcional, cómoda, la comúnmente llamada "Cocina Americana" se ha hecho un hueco en nuestras vidas, por derecho.
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