Las tendencias decorativas de los últimos tiempos se han alejado bastante de los modelos clásicos y han apostado abiertamente por un estilo más étnico y minimalista.
Es por eso que ha todos nos ha encantado la idea de amoblar nuestra sala con muebles de mimbre o “ratán“. Es cierto que la calidez de estos materiales naturales es difícilmente reemplazable, pero sucede que ha llegado el momento de limpiarlos y nos encontramos con las dificultades que presentan sus intrincados diseños tejidos. ¿Cómo limpiarlos fácilmente?
El mimbre, por el uso y por los cambios de temperatura en el ambiente, va adquiriendo con el tiempo una tonalidad algo más oscura que la que tenía al momento de su fabricación, con lo cual, en el lapso de algún tiempo, te parecerán opacos o avejentados. Esto tiene una solución bien sencilla.
Prepara un poco de agua tibia y mézclala con el jugo de dos limones. Moja un paño en esta preparación y limpia con ella todo el mueble, sin dejar ningún resquicio. Una vez finalizado el trabajo, déjalo secar y verás cómo recupera su color claro original.
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