Los muebles de cuero son, en la mayoría de los casos, el elemento decorativo más elegante de la casa. Este mobiliario de noble material, a pesar de ser muy duradero, requiere mayor cuidado que los muebles de tela y un mantenimiento especial.
Todos sabemos que a la hora de elegir un sofá, silla o sillón, el atractivo del cuero es verdaderamente irresistible. Y es que este material nos brinda comodidad, calidad, y por sobre todo, mucha elegancia y sofisticación.
Pero como todo en el hogar, por más bueno que sea el cuero, siempre tenderá a estropearse, y es por eso que un simple mantenimiento nunca viene mal. Si tienes prendas de cuero sabrás que requiere una limpieza en seco en una tintorería, pero en el caso de los muebles es un poco más complicado.
Ojo, la limpieza de este tipo de muebles se debe hacer solo una vez al año, siempre y cuando no hayan ocurrido algunos accidentes caseros. Jamás optes por ceras en un intento de darle brillo al cuero y tampoco utilices productos para madera porque éstos contienen solventes y pueden dañar el cuero.
Los muebles de cuero han de limpiarse con un jabón especial para el cuero. Conviene seguir atentamente las instrucciones que el fabricante haya especificado en el envase del producto y evitar el uso de agua para no estropear el material.
Si el cuero es oscuro se recomienda aplicarle dos veces al año aceite de ricino, así evitará que se resquebraje. Para los muebles claros lo aconsejable es emplear aceite de petróleo o vaselina. En caso de que tus muebles ya tengan pequeñas grietas, deberás aplicar un producto específico para ello.
Si el mueble es de cuero de imitación bastará con limpiarlo con agua caliente y detergente.
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